"En un abrir y cerrar de ojos"
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Introducción
Introducción
Muchos de los que tenemos un jardín estamos en estos días mirando como nuestras plantas se ponen frondosas, empiezan a florear, se llenan de abejas, y en muchos casos ya podemos ver los frutos que en unas semanas han de madurar.
¿Quién iba a creer que de una semilla pequeña, seca, sin vida, iba a crecer una hermosa planta de jitomate, cilantro, sandía, melón, etc.?
Es realmente un proceso maravilloso en que cavamos un hoyo en la tierra, depositamos una o dos semillas, la tapamos con tierra, la regamos, la podamos, y lo que era una pequeña semilla en unos meses rinde su fruto.
Este mismo principio nos ayudará a entender el concepto de la resurrección del cuerpo. Pablo está a punto de terminar su carta.
En el capítulo 15 nos estuvo hablando acerca de la gloriosa resurrección de Jesucristo y nos ha animado con estas palabras:
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
Pero, es posible que muchos incrédulos entre los Corintios se burlaban de la idea que los cristianos esperan la resurrección de los muertos.
Nosotros confesamos que llegará el momento de nuestra muerte.
Seremos sepultados / otros son cremados.
Pasará un tiempo…pero llegará el momento en que Cristo volverá a esta tierra y resucitará los cuerpos de todos aquellos que creyeron en él.
Los que una vez estuvieron muertos volverán a vivir.
Pero, los Corintios se burlaban de esta verdad.
Ellos creían que el cuerpo era una cárcel para el alma.
Ellos anhelaban ser liberados de su cuerpo.
Para ellos, la vida después de la muerte era una existencia sin cuerpo.
Era como si fuese una existencia fantasma.
Pero, Pablo mediante la inspiración del Espíritu Santo, nos enseña:
La semilla debe morir para volver a vivir
El cuerpo resucitado es glorioso
La resurrección de los muertos es la evidencia que la muerte ha sido vencida
La semilla debe morir para volver a vivir
La semilla debe morir para volver a vivir
Los Corintios tal vez se burlaban de Pablo por predicar que los cuerpos de los creyentes volverían a vivir.
Ellos se burlaban porque sabían que el cuerpo se corrompe, se hace polvo, vuelve a la tierra.
No podían imaginarse como sería los cuerpos resucitados de los creyentes - seguramente eran cuerpos descompuestos, hechos polvo y nada más.
Por eso Pablo responde:
Pero alguien dirá: «¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen?».
¡Necio! Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere.
Pablo conociendo la incredulidad y las preguntas que los mismos creyentes pudieran tener, utiliza el principio de la siembra de una semilla para ilustrar lo que es la resurrección del cuerpo.
El énfasis de Pablo es que para que algo pueda vivir primero tiene que morir.
El cuerpo para poder resucitar, primero tiene que morir.
De la misma manera, una semilla tiene que morir para poder convertirse en una planta / árbol llena de vida.
Pablo continúa:
Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que nacerá, sino el grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie.
Pero Dios le da un cuerpo como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.
La semilla pequeña, sencilla, insignificante, seca, débil, sin rasgos ni muestras de vida, es sepultada en la tierra
Y Dios, quién es el creador y sustentador de toda la vida / de todo lo que existe, ha ordenado el proceso de germinación que permite que la semilla pueda cobrar vida después de algunos días y convertirse en una planta viva.
Este proceso es parte del diseño de Dios. Dios mismo es el origen de toda la agricultura que pudiera haber sobre la faz de la tierra.
Esto nos enseña qué el cuerpo, para que algún día cobre vida, primero tiene que morir y volver al polvo.
Este es el momento doloroso.
En este año me ha tocado presidir en tres funerales y no por esto deja de doler.
Lo más doloroso es el momento en que cierran el feretro porque dentro de uno lo que único que pensamos es: ya no lo volveré a ver.
Pero, se nos olvida que es necesario la sepultura, es necesario volver a polvo, de otra manera el cuerpo no volverá a vivir.
Lo segundo que nos enseña es que lo que es sepultado es distinto a lo que cobra vida.
Cuando sembramos una semilla, lo que cobra vida no es una semilla enorme, oscura, seca, sin vida, dura.
¡No! Lo que crece es una hermosa planta, verde, con flores, con fruto.
Su origen es la semilla que fue sepultada pero es completamente distinta a ella.
Los Corintios que se burlaban sabían esto y aún así se imaginaban cuerpos hechos de ceniza o polvo resucitando.
Ignoraban lo que ya sabían que cuando una semilla es sepultada, la planta que crece es algo hermoso, lleno de vida, lleno de vitalidad.
El cuerpo resucitado es glorioso
El cuerpo resucitado es glorioso
La Biblia por tanto nos enseña que al ser resucitados, tendremos un cuerpo.
Será un cuerpo diferente, distinto, al cuerpo que fue sepultado.
Es difícil para nosotros identificar cada una de las características del cuerpo resucitado. Podríamos especular, pero nos limitamos a la evidencia que presenta la Biblia:
No toda carne es la misma carne, sino que una es la de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves y otra la de los peces.
Hay, asimismo, cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, pero la gloria del celestial es una, y la del terrestre es otra.
Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria.
Así como hay cuerpos de animales, así como hay cuerpos celestiales (sol, luna y estrellas), así nosotros tendremos un cuerpo distinto / apto para vivir en la eternidad.
El cuerpo de los animales ha sido diseñado por Dios para vivir de acuerdo a su entorno:
Peces
Aves
Mamíferos
Reptiles, etc...
Así nosotros tendremos un cuerpo para vivir en la eternidad. El cuerpo que ahorita tenemos nos permite vivir sobre el planeta tierra, pero el cuerpo que tendremos en la resurrección nos permitirá vivir en la eternidad.
¿Pero que significa tener un cuerpo apto para vivir en la eternidad?
Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible;
se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder;
se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual.
Nuestro cuerpo terrenal es caracterizado por corrupción.
“Corrupción” se refiere a la realidad de que nuestro cuerpo es débil, se desgasta, se cansa, se enferma, envejece.
Tenemos un cuerpo que con el pasar del tiempo pierde la vista, oído, olfato, fuerzas, energía mental, fuerza en las manos.
Todos los sistemas del cuerpo se afectan con el pasar de los años (e.g., digestión, circulación, musculos).
Pero, el cuerpo que recibiremos resucitará en poder. No tendrá ninguna de las limitaciones que actualmente tenemos.
El cuerpo natural que tenemos resucitará como un cuerpo espiritual.
Esto no significa que seremos un espíritu / fantasma flotando de aquí para allá.
Significa que será un cuerpo vivificado por el Espíritu de Dios y nos librará de toda corrupción y debilidad.
Será un cuerpo que no experimenta ninguna de las limitaciones de nuestro cuerpo actual.
Será un cuerpo diferente porque el que ahora poseemos no puede entrar al reino de Dios en la eternidad:
Esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.
La resurrección de los muertos es la evidencia que la muerte ha sido vencida
La resurrección de los muertos es la evidencia que la muerte ha sido vencida
Nosotros sabemos que morimos a causa del primer pecado.
Cuando el primer hombre pecó entró el pecado al mundo.
Pero, cuando vino el segundo Adán, Jesús, recibimos la promesa de la vida eterna. Recibimos la promesa de que seríamos resucitados por el poder de Dios.
Así también está escrito: «El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente». El último Adán, espíritu que da vida.
Sin embargo, el espiritual no es primero, sino el natural; luego el espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo.
Ahora Pablo nos lleva al momento glorioso de la resurrección de los muertos, el momento que tanto anhelamos con nuestro corazón.
Así que les digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Un día, no sabemos cuando, pero será al final de la historia de la humanidad.
Algunos estarán vivos (dormidos) y otros estarán vivos.
Pero, el cuerpo de ambos será transformado.
Sucederá “en un momento”. Aquí Pablo utiliza la palabra “atomos” que es la partícula más pequeña de la materia.
En un “abrir y cerrar de ojos”.
El cuerpo de todos los muertos resucitará por el poder de Dios.
…de la misma manera el cuerpo de todos los que están vivos durante la venida del Señor Jesucristo será transformado.
Y será en ese glorioso momento en que el cuerpo cesará de estar envuelvo en corrupción. Dejará de ser el envejecimiento, la muerte, el dolor, la debilidad, la tristeza, la incertidumbre, el sentir de perdida, etc.
Será en ese momento en que se cumplirá una profecía de la Biblia de Isaías 25:8 y Oseas 13:14:
Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Devorada ha sido la muerte en victoria.
»¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?».
La muerte será devorada, será destruída, será llevada a la nada, será por siempre derrotada.
La muerte ya no tendrá ningún dominio sobre nosotros.
Conclusión
Conclusión
Es glorioso escuchar acerca de nuestra futura existencia.
Es hermoso ver como los que han muerto en Cristo algún día resucitarán por el poder de Dios.
Es glorioso pensar como Dios enjugará toda lagrima y ya no habrá más llanto ni más dolor.
Sin embargo, queramos o volvemos a pensar en nuestra propia mortalidad:
Hoy nuevamente pensamos en la realidad que nosotros moriremos.
Es cierto, pensamos en nuestros seres queridos que ahora duermen en el Señor, pero no olvidemos que algún día nuestro propio cuerpo será vencido por la enfermedad, el dolor, el envejecimiento y moriremos.
Existe un poder particular que posee la muerte.
La Biblia dice que la muerte tiene un aguijón. Es la misma palabra que se utiliza para hablar del aguijón de las avispas o escorpiones.
¿En que consiste el aguijón / dolor que produce la muerte?
…la muerte será un momento de gran dolor, de gran tristeza, de gran incertidumbre, de gran desesperanza para muchos.
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley;
La Biblia dice que este aguijón, este dolor, esta desesperanza, será para todos aquellos que no han resuelto el problema de su pecado.
Mientras no hemos resuelto el problema de nuestro pecado, la muerte tiene autoridad y poder para producir el dolor de la perdición / condena eterna.
Muchos se darán cuenta que vivieron su vida para sí mismos - en banquetes, en placeres, ofendiendo a Dios día tras día, dandole la espalda a Dios.
…y al morir abrirán sus ojos en un lugar de tormentos y dolor por toda la eternidad.
…porque no resolvieron su problema de pecado en esta vida.
Pero esto quiere decir que hay manera de resolver el problema de nuestro pecado.
Hay manera de poder llegar al momento de nuestra muerte y no temer.
Hay manera de llegar al final de nuestros días y no tener porque lamentarnos.
…la respuesta la vemos en Jesucristo:
pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Es por Cristo que tenemos esperanza en el momento de nuestra muerte.
Es por Cristo que sabemos que todos los que confiaron en él, en vida, y ahora están muertos, es que sabemos que ellos también tienen esperanza.
Es por Cristo que hoy tu que reconoces tu pecado ante Dios y deseas clamar a Dios pidiendo perdón por tus pecados, que él sea tu Salvador, que él te perdone y te reciba como su hijo, es que hoy mismo puedes tener esta esperanza.
…así que hoy dirigimos nuestra mente y corazón hacía lo que hizo por nosotros en la Cruz del Calvario - Cristo dio su vida para que aunque nosotros vayamos a morir, volveremos a tener vida por su poder.